jueves, 7 de mayo de 2009

Vaciamiento

Estoy saturada estudiando, y prometo devolver comentarios y visitar sus blogs ni bien pueda. Estar medio lejos del mundo blogger me molesta, se extraña meterse en mundos literarios o de pensamientos buenísimos. Tampoco tengo tanto tiempo para escribir, y aunque digan que uno siempre se puede hacer un lugar para hacerlo, a veces es complicado, porque el tiempo libre que me queda, me hace sentir cansada y no me inspiro. Es como si me faltara una forma de descarga cuando no escribo.
Y ahora que me siento medio alejada de todo mi entorno y de las cosas que generalmente hacía, veo cómo tengo vínculos inexistentes, o que cada vez se apagan más. Es como si uno estuviera rodeado de gente e igual se sintiera solo. Como si las personas estuvieran, pero en estado Ausente, sin darme vínculos gratificantes, sin poder contar con ellos, sin ajustarse a mis necesidades. Y no creo que yo exija tanto, aunque a veces me lo replanteo, cuál es la verdadera causa, si es que espero demasiado o es que en realidad me dan poco.
Así que el "vaciamiento" se instala, aunque quizás sólo sea un vacío consecuencia de estar leyendo sola, horas seguidas, alejándome de esos ratos libres para respirar aire fresco y salir a ver otras cosas fuera de casa. Vaciamiento de a poco, en donde vínculos van desocupando mi corazón. Duele muchas veces cuando te despertás y de repente ya la mañana arrancó mal, y sentís que todo está igual que siempre, sólo que algo no está bien, algo no está en su debido lugar, algo falta. O será la rutina que me hace pensar que no quiero una vida rutinaria, y que realmente es más lindo cuando todos los días renovás el todo que conforma tu vida, cuando no te estancás, y no sos un espectador de tu vida, sino el protagonista. Quizás sea el invierno, que siempre me deja ese gusto a que un ciclo terminó, y aunque empiece otro, se siente más frío interna y externamente. Por eso tal vez extrañe el verano, y extrañe situaciones que ojalá pudiera congelar, aunque sea para poder sentir cosas de nuevo, para poder palparlas, para escuchar voces añoradas, para ver ojos que hoy están ausentes. Y no me arrepiento.
Parece un poco extraño que extrañe ciertas rutinas y al mismo tiempo las desprecie. Pero no es tan extraño extrañar seguridades, incluso aunque sepa que puedo tener otras. Hay huecos y vacíos que se vencen, y otros que no se pueden llenar con cosas superficiales. Tal vez sea mi afán de buscar siempre el sentido profundo, lo vibrante de las cosas, y rechazar lo banal.