jueves, 27 de agosto de 2009

Reflexiones sobre un palomo

El palomo de Puerto Madero resultó un tanto extraño. O sea: cuando trataba de sacarle una foto, y él iba hacia la izquierda, me miraba, pegaba la media vuelta y me daba la espalda, yéndose a la derecha, para que no le saque. Y si yo lograba un primer plano de él y tenerlo de frente, se me iba caminando para la izquierda de nuevo. El palomo estaba empecinado en darme la espalda, en llevarme la contra. Dicen que si la vida te da la espalda, le tenés que tocar el culo. ¡¿Pero cómo voy a hacerle eso al palomo?! Creo que es un poco mucho.
El palomo estaba bastante hinchado, inflado, con un terrible buche. Así se ponen cuando andan buscando palomas, pero no había ninguna cerca por ahí. Para mí que era un palomo insaciable. O tenía paperas.
No sé, la cuestión es que para mí, era un palomo medio finoli. Onda: "Ni en pedo me voy a quedar quieto para que me saques una foto, yo sólo cago en edificios de empresas".
Y a mí qué me importa si sos un palomo burgués capitalista, a favor del PRO, y que quizás te creés muy pro como para estar en mi foto. Igual te saqué como 5 fotos, ¡SABELO! Y las voy a vender, y mostrar, y compartir, y no tengo Facebook, pero si tuviera, me haría un album que se llame "Todos contra el palomo", y voy a lucrar con tu imagen, y no vas a poder decir ni "mu", primero porque sos un palomo y no mugís y no sos vaca, segundo porque no hablás, y tercero porque tercero.
La próxima, sé más precavido y patentate el trasero gordo que tenés (en vez de utilizarlo sólo para cagarnos a nosotros, los humanos), así nadie te puede sacar fotos. O pegate un vuelo y alejate de mi cámara. Te pensás que porque sos plumífero cagás más alto que todos, pero ya vas a ver que va a aparecer alguno y va a cagar más alto que vos. Y ahí a donde esté tu mierda, voy a estar yo para eliminarla.
Palomo, NO TE TENGO MIEDO.



Ya la cara de la foto, lo delata. No se dejen confundir por la ligera bronca que se percibe en estas letras, esto está escrito con humor ;)

lunes, 3 de agosto de 2009

Vuelta por el Universo

Uno puede viajar de muchas maneras. Mentalmente, realmente. Aunque que el viaje sea mental, no quiere decir que no sea real. En todo caso, no es tangible... es decir: no podemos sacar fotos, ni filmar paisajes, ni comprar recuerditos de regalo. Todo está en la mente, todo está en nuestra propia película proyectada en algún lugar donde la vemos sólo nosotros. Si no es concreto, si no se pueden tocar y/o ver pruebas que demuestren que hicimos el viaje, ¿sería algo así como abstracto? Sería un viaje intocable.
Concentrémonos en los viajes en general. Hay viajes de ida, de vuelta, de ida y vuelta. Los 2 primeros parecen más terminales, o sea, parecen definitorios para algo o para alguien. O te vas, o te volvés. Los de ida y vuelta dejan puertas abiertas, pero no por eso son menos peligrosos. Hay que tener cuidado si sólo tenés el boleto de ida y ya de por sí sabés que no vas a poder sacar el de vuelta. Porque las "idas" son "idas" para algunos y "vueltas" para otros, pueden ser tanto "irse" o "volver", depende en qué estación estemos: despidiendo a la persona o esperando su llegada.
Los viajes mentales pueden durar todo lo que queramos. No hay límites. Los personajes pueden ser los que queramos también, depende todo de nosotros. Somos los directores de ese viaje. El destino, los lugares en donde paremos unos minutos, el equipaje, lo que podamos comprar y quizás traernos de vuelta, todo eso está a nuestra disposición. Así que si hay errores en el viaje mental, se arreglan como queramos. Aunque sería contradictorio: si hay un error, es porque nosotros mismos lo creamos, somos los únicos que pueden poner un error ahí; manejamos ese viaje. ¿Y por qué pondríamos un error en un viaje que inventamos nosotros mismos, si supuestamente es para nuestro propio placer?
Y no sólo podemos viajar a algún lugar en especial, si no que podemos llevarnos de vuelta a un sitio del pasado. Fingir que tenemos 8 años, volver a esas vacaciones pasadas o al cumpleaños de Fulano. Ahí viajaríamos entre nuestros recuerdos, chocando con rutas ya caminadas.
Pero creo que ningún viaje tiene sentido si no la pasamos bien, si no le ponemos al menos un poco de interés. Sí, a veces no teníamos ganas de irnos de vacaciones en esa semana, a esa playa, de preparar el bolso... pero al menos algo bueno tuvimos que haber encontrado. Siempre es bueno cambiar de aire, oxigenarse, mirar otro cielo y conocer otras cosas. Salirse de lo de todos los días; ahí uno se da cuenta de que no es el centro del mundo y que hay muchas otras cosas que no giran alrededor de uno. Hay todo un mundo afuera, ya sea muy lejos o incluso muy cerca de casa. Y si el viaje fue desastroso, y sabemos y estamos convencidos de que nunca más queremos volver a ir, entonces no volvamos: elijamos otro destino la próxima vez. O quizás, el problema fue la compañía. Tal vez, con otros acompañantes, el destino hubiese estado bien. Así que probando con otros "protagonistas", todo puede ser distinto, y verse de otra manera.
Hay viajes que hacemos cotidianamente, y aunque sean cortitos y nos lleven a lugares que frecuentamos a menudo, siguen siendo viajes. Y no está mal cambiarlos un poquito todos los días, para no aburrirnos. Mejor acostumbrarnos a hacer pequeños esfuercitos que hagan una diferencia, que acostumbrarnos a aburrirnos de que sea siempre lo mismo.