miércoles, 3 de junio de 2009

Monólogo del beso interior

El sueño, perverso... Y la boca, esa boca... Y el deseo, un deseo, mi deseo... Deseo la boca, el aliento, el rostro, el brillo de la mirada. Sueño, creo mundos, destapo lejanías. Y el beso, el beso, suelto detrás de las montañas que tapan todo, que juegan, que se burlan por tenerlo preso, listo para desembocar en mi boca. Los sueños, extraños sueños que extrañan el beso del tiempo. Y se suelen callar juntos, juntándose en cardúmenes de sueños, liberando el beso. Risueños, rayos solares dejando huecos. Cuando el deseo se extermina, sobreviene lo extraño. Lo extraño al beso. Si sufren, se estallan contra el sueño. Guardo cuentos para contarles a ellos, a los que todavía duran en mi boca, que se duermen y se despiertan y renacen y mueren y reviven con gusto a beso. Con el gusto frío de la escasez del amor, del juego, de ese juego que deseo. No recuerdo el frío anterior, pero juego a buscar todo lo que queda, lo que estalla, lo que vuela... Demasiados besos son testigos del desastre besar. No me importan los restos de las cosas, ni el estallido ni el juego ni el resto ni la muestra congelada de excesos ni lo nuevo ni lo bueno ni lo justo en su medida perfecta. Vuelvo a volar lejos, me llevo pasos detrás de las huellas. Tengo cráteres en la superficie de la Tierra. ¿Y si lo viejo resalta de nuevo? Escribo jugando a lo incierto, a lo catastróficamente extremo.

Monólogo interior:
*Es un libre fluir de la conciencia. Reproduce los mecanismos del pensamiento.
*Predominan los puntos suspensivos. No respeta el resto de los signos de puntuación. Está narrado en 1ra persona.
*Se utiliza para describir sentimientos oscuros o profundos.
*Cambia repentinamente de un tema a otro.
*Es similar a la página de un diario íntimo.
*No se tiene en cuenta al lector.